El camino que ha llevado Mitsubishi en los últimos años ha sido cuanto menos errático. El fabricante japonés pasó de contar con una gama de modelos completa a una que cojea por todos sitios. Hubo una época en que había desde urbanos hasta berlinas, pero hoy día sólo cuenta con dos urbanos de ventas más que discretas y dos todo caminos más un todo terreno veteranos que se venden a medio gas.
Cierto es que el mercado y las ventas se han orientado hacia el segmento SUV, pero como reza el dicho “no es bueno poner todos los huevos en la misma cesta”. En el caso de Mitsubishi pesa mucho la tradición y ésta le impide hacer buenos coches para otros segmentos, teniendo como ejemplo al discreto Space Star. Sin embargo, esta situación cambiará en poco tiempo, pues la entrada de Nissan en su accionariado le dará un giro a su portfolio.
El pulmón financiero de Mitsubishi, como marca independiente, se estaba agotando, pero ahora que cuenta con los “dineritos” de Nissan, el desarrollo de sus nuevos modelos se verá acelerado. Prueba de ello es que la firma de los tres diamantes está revisando su estrategia de productos global para realizar los ajustes que sean necesarios y crear una gama de modelos estructurada y coherente con lo que el mercado demanda.
El primer modelo que sufrirá estas consecuencias será el pequeño y anticuado i-Miev. El coche eléctrico de la marca cambiará para subir de escalón y compartir ciertos elementos con los próximos Renault Zoe y Nissan Leaf. De darse esta situación el siguiente que mutaría sería el Space Star. El urbano japonés se sitúa en la entrada del segmento y al igual que le pasó al anterior Micra, ha de cambiar su estrategia para que los clientes lo tengan en cuenta a la