En una esquina del cuadrilátero la subida a Pikes Peak, en la otra Ken Block y su Ford Mustang de 1965 apodado Hoonicorn RTR V2. Un ascenso de 156 curvas y 1.500 metros de desnivel a lo largo de casi 20 kilómetros contra una bestia con motor V8 de 6.7 litros alimentada por metanol a través de dos enormes turbos Garret que disparan su potencia de los 865 CV del usado en la Gymkhana 7 hasta los 1.400 CV de este V2.
El resultado es una producción con un coste superior al millón de dólares en el que una vez más Block luce su habilidad al volante de cualquier vehículo por muy salvaje que sea.
Un vídeo a más de 100.000 euros el minuto
Suponemos que el patrocinio de Toyo Tires será sumamente importante para la creación de vídeos como este. En el transcurso de la grabación tuvieron que gastarse unos cuantos cientos de neumáticos por culpa de este 4×4 destruye-gomas.
El propio Ken aseguraba que «este coche es demencial. Sentía que quería matarme. Antes de añadir los turbos era el coche más divertido de conducir que nunca había probado. Ahora sigue siendo divertido pero funde los neumáticos a una velocidad absurda. Es el coche de tracción integral más potente del mundo para este tipo de conducción, así que estoy encantado de no haberme matado haciendo este vídeo».
Y menos mal que el Hoonicorn equipa tracción a las cuatro ruedas porque el momento álgido del vídeo llega cuando la trayectoria de Block está a punto de salirse en la misma curva donde Jeremy Foley y su copiloto Yuri Kouznetsov se precipitaron al vacío en 2012, en uno de los accidentes más virales y estremecedores de la IPPHC. Por suerte ambos salieron prácticamente ilesos.