La convocatoria del próximo 1 de octubre, del «1-O» como ya lo han apodado los medios, plantea la cuestión sobre una Cataluña independiente. Si Cataluña se convirtiese en un estado independiente, supondría un cambio drástico, con una necesaria adaptación, de la ciudadanía y la economía. En tal caso, la industria del automóvil podría verse afectada por esa hipotética nueva situación.
Supongamos que en un futuro Cataluña es independiente. ¿Qué pasaría con Nissan y con SEAT (las dos grandes marcas con presencia industrial en Cataluña)? ¿Y con los fabricantes de componentes? Es decir, ¿qué supondría para la industria de la automoción una Cataluña independiente?
El peso del automóvil en la economía
La industria de la automoción es una de las más importantes de España y Cataluña. En España, según datos de ANFAC, se fabricaron en 2016 casi 2,9 millones de vehículos, de los cuales 2,3 millones eran automóviles y algo más de medio millón vehículos industriales. El 9,17 % de esos vehículos se fabricó en Cataluña.
Y no es sólo una cuestión de factorías de automóviles, también hay que tener en cuenta las industrias de componentes para automóvil que siempre rodean a las fábricas de automóviles. En 2016, esa industria facturó 34.000 millones de euros y da trabajo de forma directa e indirecta a 343.000 personas. Algunas de esos fabricantes de componentes son empresas catalanas muy asentadas en el sector, como Gestamp o Doga.
Además, la industria de componentes no siempre fabrica para las factorías que tienen cerca. Por ejemplo, el Citroën C4 Cactus y sus famosos Airbumps en las puertas se fabrica en Madrid, pero los Airbumps, un elemento clave en el diseño del coche, se fabrican en Tortosa (Tarragona).
No es una cuestión de que todo queda a un lado de la frontera, sino que está todo conectado. Tanto que incluso podría afectar directamente