La centenaria Škoda, subsidiaria del Grupo Volkswagen desde 1991, lo está haciendo muy bien. Demasiado bien. El fabricante checo, que cuenta con fábricas en la República Checa, Eslovaquia, China e India, se está volviendo muy rentable, y con Volkswagen tratando de pasar página con el Dieselgate, ha hecho que se intensifique la rivalidad de las marcas dentro del imperio alemán, según fuentes cercanas a Reuters.
Volkswagen se encuentra en un momento de recortes en la plantilla, y sus poderosos sindicatos ven el éxito de Škoda como una amenaza: la marca checa debe pagar más por la tecnología compartida y transferir parte de su producción a Alemania.
Škoda, uno de los fabricantes más antiguos del mundo
Volkswagen quiere reducir lo que considera ventajas injustas, las cuales hacen disponer al fabricante checo de tecnología alemana combinada con mano de obra más barata. Una fuente de Reuters cercana a las altas esferas del grupo alemán afirmaba que, en vez de luchar unidos para derrotar a Tesla, se están separando en un conflicto interno «inútil».
Y es que Škoda ha florecido bajo 26 años en propiedad del Grupo Volkswagen, con un coche de gama media con éxito, ganando negocio de rivales y superando incluso el margen de beneficio operativo de Audi el año pasado. Este año batió su récord de ventas mundiales con un 6,7 % más que en 2016, lo que se traduce en 1.127.000 vehículos, con el Superb, el Octavia, el Rapid y el Fabia en cabeza.
Ante la situación, el primer ministro checo, Bohuslav Sobotka, ha declarado que se reuniría con la dirección de Škoda y los sindicatos para pedir aclaraciones. El gobierno checo tratará de evitar que la producción se traslade fuera del país al mismo tiempo que intentará que los planes de inversión de Volkswagen sigan adelante.
Recordemos que Škoda es una firma centenaria; el