Hace más de medio siglo que se publicó un libro que pondría en tela de juicio las prácticas que durante décadas se habían llevado a cabo en la industria del automóvil. Aquel libro llevaría al Chevrolet Corvair a un nivel de popularidad indeseable para cualquier coche, y para cualquier marca, destapando un problema de diseño en el tren trasero que lo convertía en un coche altamente inestable, con vicios tan terribles como dejar que el neumático incline hasta un punto en el que es relativamente perder el control del vehículo, o incluso volcar. Pero después de conocer estos datos, ¿serías capaz de poner a prueba la estabilidad del Corvair, y comprobar si de verdad era tan fácil volcarlo, teniendo mucho a precio por tu vida y sabiendo que en casa te esperan tus tres hijos?
Larry Webster, de Hagerty, se prestó como conejillo de indias para poner a prueba este Corvair, que en su día perteneció al mismísmo Ralph Nader, y comprobar si era tan peligroso como decían. Aún con algunas medidas de seguridad improvisadas, como emplear una pista de un aeródromo, un casco, y un cinturón de seguridad, sinceramente hay que tener mucho valor para hacer lo que este conductor se propuso, conociendo las consecuencias que podría tener un vuelco.
Aún así, Larry lo hizo.
Estremece ver cómo sus ruedas se inclinan, y su camber, el ángulo de caída, llega hasta puntos extremos en los que nos cuesta creer que el Corvair siga manteniendo los cuatro neumáticos sobre el asfalto. En apariencia, este Corvair, obviamente carente de electrónica, tiene una gran predisposición a perder tracción, pero al menos en este vídeo no vuelca.
Lo que nos lleva a una conclusión no menos interesante. Aunque el Corvair se convirtiera en uno de los grandes protagonistas del incendiario libro de Ralph Nader, la historia del