Como suele ser normal, en la primera fase comercial de un vehículo se suelen introducir las mecánicas que mayor demanda tendrán en el mercado, para en una segunda fase, lanzar las que sirven de complemento. En el caso del nuevo Volkswagen Polo la estrategia seguida por la firma alemana no se ha salido de la norma pues ahora es cuando llegan las versiones con mecánica diésel.
Aunque podría parecer que la marca no está acertada en su planteamiento, hay que reconocer que durante el pasado año (2016) sólo el 5 por ciento de los Volkswagen Polo que se comercializaron en España contaban con motor diésel. Sin embargo, también hay que reconocer que lanzar un modelo de estas características al mercado sin al menos una versión a gasóleo resulta cuanto menos extraño.
Aquellos clientes que necesiten una mecánica diésel y quieran comprar el nuevo Volkswagen Polo ya se pueden acercar a los concesionarios de la firma. En este caso, y por ahora, sólo contará con el bloque de 1.6 litros de cilindrada, cuatro cilindros y turbo que entrega 80 o 95 cv de potencia. En ambos casos el par máximo es de 250 Nm y el consumo medio homologado de 3,7 litros cada 100 kilómetros (97 gr/km de CO2).
Para las dos versiones, la caja de cambios disponible es manual con cinco relaciones, aunque más adelante, el más potente podrá incorporar uno automático DSG con doble embrague y siete velocidades. Los acabados con los que estará a la venta el nuevo Polo diésel son los Advance y Sport, no pudiéndose elegir con la terminación de acceso a la gama.
La dotación de serie (acabado Advance) ya cuenta con climatizador automático, control de crucero con limitador de velocidad, sistema de frenado de emergencia en ciudad, llantas de aleación de 15 pulgadas o sistema de infoentretenimiento con