Para muchos nuestra pasión por los coches viene de lejos. Y un día como hoy, de pequeños, es probable que estuviéramos esperando, con ilusión, esos regalos junto al belén, o a los pies del árbol de Navidad, en los que deseábamos encontrarnos con un coche de Scalextric, la furgoneta de Micro Machines, o cualquier otra réplica en miniatura de un coche para jugar en casa. He de reconocer que nunca fui demasiado fan de las miniaturas más fantasiosas, o de coches preparados y hot-rods, sino de aquellas más realistas. Pero eso no impide que una fecha como esta, en la que la marca de coches en miniatura HotWheels cumple 50 años, sea digna de celebración. Medio siglo creando las miniaturas más atrevidas y locas. ¿Seguirán los chavales dentro de 50 años jugando, como muchos en nuestra infancia, con estos coches en miniatura, tirados por el suelo de su habitación?
50 años de los coches en miniatura más locos de HotWheels
Un 4 de enero de 1968 nacía HotWheels, una aventura de la compañía de juguetes Mattel con la que pretendían conquistar a los pequeños con pequeños coches en miniatura. HotWheels no fue ni mucho menos la primera. En Europa ya existían coches en miniatura para disfrute de los niños como Matchbox, que acabaría formando parte de Mattel, o Majorette.
La innovación de HotWheels estaba, precisamente, en el hecho de que desde su primera línea de coches en miniatura, se enfocasen única y exclusivamente en la creación de exóticos coches personalizados y creaciones de fantasía. Una estrategia muy diferente a la seguida por otras compañías, que creaban pequeñas réplicas que, aún siendo juguetes, eran relativamente realistas y fieles con el coche de calle o carreras en el que se basaban.
Aunque el negocio de los coches en miniatura como juguete ya existía, Mattel consiguió el