Llevo jugando online desde que esa posibilidad existe. Primero en cibercafés y ahora desde casa, pero de una forma u otra, aunque no sea la principal baza de un juego, siempre acabo acercándome a lo que puede ofrecer su multijugador. Menos en los de coches, claro, ahí no entro a jugar online ni loco.
Porque cenutrios puedes encontrar en cualquier lado, desde el que se esconde en una esquina para disparar a cualquier desprevenido que pase por allí, hasta el que se dedica a perder el tiempo cuando tiene el partido de cara, pero por alguna extraña razón las comunidades de conducción online son las peores de todas.
Conducir como un cafre: lección 1
Como si de un niño en la época de ‘Gran Turismo 2’ se tratase, muchos usuarios han creído oportuno convertir ciertas maniobras en una práctica recurrente cada vez que se ponen a jugar.
Por ejemplo, está la de utilizar el culo del de delante como freno, la de utilizar el coche exterior como guardarrail en una curva o, probablemente la que más me saca de quicio, la de darte toques laterales para intentar hacerte perder el control.
Acostumbras a creer que, si puedes esquivar a esos cafres en las tres primeras curvas, puedes continuar la carrera sin volver a preocuparte de ellos. Al fin y al cabo conduciendo así no van a llegar muy lejos. Pero o tienen una suerte que no se la creen ni ellos y acaban fastidiándote de principio a fin o, por alguna extraña razón, consiguen pegarle sus buenos modos a quienes parecían corredores limpios.
¿Última vuelta? Espera, que igual tengo que frenarme aquí en medio para que me choques por detrás. O mejor aún, voy a dejarte pasar sólo lo justo para que, cuando estemos