Los objetivos que el Grupo PSA se ha marcado con el plan estratégico PACE! son muy ambiciosos. Uno de ellos, y que parece inalcanzable es la vuelta a la rentabilidad de Opel/Vauxhall, pues si General Motors no lo logró en años, que el consorcio galo lo logre en cuatro es prácticamente una quimera. Sin embargo, Carlos Tavares, CEO del grupo, está empeñado en hacer las cosas “bien” y se ha propuesto poner patas arriba todo el sistema productivo.
Hasta ahora había llevado ajustes en la producción de sus modelos, reduciendo la gama de Citroën, ampliando las de Peugeot y DS y estudiando el futuro de la que tendrá Opel/Vauxhall. En el terreno donde no se había metido aún era el de sus propulsores y cajas de cambio, pues parecía que todas y cada una de las plantas donde se fabricaban estaban a pleno rendimiento.
Sin embargo, la realidad del mercado europeo está cambiando poco a poco, pues la venta de modelos equipados con mecánicas diésel está perdiendo terreno en favor de aquellos equipados con bloques gasolina. Por esta razón, y teniendo en cuenta que el Grupo PSA aún depende, y mucho, de las ventas que se den en el viejo continente, parece que Carlos Tavares ha apostado por incrementar la producción de mecánicas gasolina, en detrimento de las diésel.
De esta forma, la producción de mecánicas PureTech se duplicará en las plantas que el Grupo PSA tiene en Douvrin y Trémery (Francia) respecto al año 2016. Pero además, a partir del año 2019 se ensamblarán en las fábricas que tienen en Tychy (Polonia) y Szentgotthárd (Hungría). Con esta medida esperan no tener que volver a importar mecánicas PureTech desde China, como tuvieron que hacer el pasado año, debido a la creciente demanda y mala planificación en la producción europea.
Lo que no ha confirmado el Grupo