Hace dos décadas, por calidad de construcción y fiabilidad, Kia Motors era considerada una firma de corte low cost en el firmamento automovilístico europeo. Sin embargo, los responsables de la marca asiática se propusieron cambiar esta percepción y para ello tomaron decisiones estratégicas de hondo calado. Una de las más importantes, y aplaudidas, fue la construcción de un centro productivo en Europa, concretamente en la ciudad eslovaca de Žilina.
El centro de Žilina se ha posicionado como un eje fundamental en la mejora de calidad de los modelos que Kia comercializa. Gracias a su sistema productivo la firma puede ofrecer una protección líder en la industria, pues todos los modelos que comercializa en Europa cuenta con 7 años de garantía o 150 mil kilómetros. Además, los coches que en ella se fabrican representan el 50 por ciento de las ventas de la marca en el Viejo Continente, por lo que es una pieza fundamental en su estrategia de crecimiento.
Tan importante se ha vuelto esta fábrica para Kia (y el Grupo Hyundai en su conjunto) que en él se ensamblan tres de sus modelos más vendidos en el mundo. Los Ceed, Sportage y Venga han logrado que en escasos 12 años hayan salido de sus líneas de montaje 3 millones de vehículos. En este caso, la unidad afortunada es un Cee´d de segunda generación equipado con mecánica gasolina 1.0 T-GDi y vestido en color blanco, que irá destinado al mercado islandés.
Desde que el compacto de la marca llegara al mercado ya se han ensamblado cerca de 1,3 millones de unidades. Además, se han fabricado en esta planta sus versiones deportivas, los GT y pro_Ceed GT. Sin embargo, no solo de Ceed vive la planta de Žilina, pues el Sportage está cerca de superar la producción del primero con casi 1.4 millones de unidades en sus tres últimas