El actual límite de velocidad genérico para carreteras convencionales es de 90 km/h, pero si tienen un arcén superior o igual a 1,5 metros de ancho y uno o más carriles por sentido, su límite de velocidad es de 100 km/h. Este es el caso de una parte importante de la red viaria nacional, principal alternativa a autopistas de peaje para muchos conductores y transportistas. El director de la DGT – Gregorio Serrano – ha anunciado que en la próxima reforma legislativa pretenden reducir la velocidad máxima de todas las carreteras convencionales a 90 km/h.
El político lo ha anunciado en el II Encuentro Planeta Vial. La reforma de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial está a punto de ser enviada al Ministerio de Interior para que pueda ser tramitada y aprobada. En palabras de Serrano y con el objetivo último de reducir la mortalidad en accidentes de tráfico – en ascenso desde hace dos años – “el camino va dirigido a una pequeña reducción de la velocidad en carretera convencional a nivel genérico, pero con la posibilidad de que los titulares de las vías puedan aumentarla si el trazado es seguro y la vía está bien conservada”.
Maria Seguí ya había propuesto esta reducción de velocidad, siendo finalmente desaconsejada por el Consejo de Estado – valga la redundancia.
Serrano afirma que los límites de velocidad son una de las normas más incumplidas por los conductores, ya que “si el ciudadano ve la vía en buenas condiciones no entiende una velocidad excesivamente baja y al revés”. Aunque esta reducción no ha sido materializada por el momento, podrá ser revertida si el titular de la vía considera que está en buen estado y cumple unas mínimas condiciones de seguridad. Dicho sea de paso, el profundo deterioro de