Max Verstappen es uno de los pilotos con más proyección de futuro de la actual parrilla de Fórmula 1. Su ascenso meteórico a la categoría reina, primero en Toro Rosso y después en Red Bull, fue criticado hasta la saciedad. Sus acciones en pista callaron bocas en su momento. Ahora, cuatro años después, su excesiva agresividad ha provocado que vuelva a estar en entredicho.
Tan solo una semana después de la polémica entre Valentino Rossi y Marc Márquez, Max Verstappen ha vuelto a reavivar la polémica acerca de la agresividad que tienen las jóvenes promesas del mundo del motor. En las tres carreras que llevamos esta temporada, ha tenido incidentes** todas ellas. Y no precisamente porque la otra parte implicada haya tenido la culpa, sino porque ha demostrado no ser capaz de gestionar sus emociones.
El único punto en común entre todos los incidentes ha sido la agresividad con la que Verstappen trataba de ganar posiciones. En todas ellas, el de Red Bull estaba en superioridad de condiciones, pero la falta de paciencia por parte del holandés, terminó con sus opciones en pista.
Tres carreras, tres adelantamientos, tres errores garrafales
Gran Premio de Australia de Fórmula 1, primera carrera del año de la temporada 2018, Max Verstappen perdió posición en la salida con Kevin Magnussen. El de Red Bull, que tenía más ritmo que el Haas, y en su frenética persecución, cometió un error y trompeó.
La situación se saldó con Verstappen perdiendo cuatro posiciones y con su carrera seriamente comprometida. Para colmo, durante un periodo de safety car, adelantó a Fernando Alonso cuando estaba prohibido. Después de pensárselo durante alguna vuelta, el equipo le pidió por radio que devolviese la posición y esto le salvó de una clara sanción.
En el GP de Baréin los errores comenzaron en clasificación. Un trompo