Hay tantas razones para echar de menos al motor rotativo de Mazda, como para entender su desaparición. Por todos son conocidas las cualidades que hicieron de los motores rotativos de Mazda un objeto de deseo de los amantes de la conducción, su alto régimen de giro y su sonido, su capacidad para entregar una alta potencia con un tamaño muy compacto, etcétera, así como sus defectos, la dificultad para mantener la estanqueidad de la cámara, su consumo de aceite y, como consecuencia de ello, un problema de emisiones que impediría su comercialización actualmente. ¿Pero sabes cómo se fabrican los motores rotativos de Mazda? El vídeo que os ofrecemos en esta entrada probablemente os sorprenda.
La fabricación del motor rotativo de Mazda
En la actualidad, el proceso de fabricación y ensamblado de coches y motores goza de un altísimo grado de automatización. Los operarios han sido sustituidos por máquinas que llevan a cabo los trabajos más duros y repetitivos y son minoría en enormes naves en las que trabajan legiones de robots. El ensamblado manual de coches y motores se limita prácticamente a algunas rarezas, como coches de lujo y deportivos.
Pero, como veremos a continuación, esa automatización dista mucho con el proceso de fabricación de motores rotativos de Mazda que, sorprendentemente, se mantuvo al menos hasta 2003.
Al menos hasta 2003, el proceso de fabricación de motores rotativos de Mazda apenas estaba automatizado, según reconoció por aquel entonces la marca, por no resultar rentable invertir en su automatización
Tal y como contaban en Autoweek en aquellos años, Mazda ensamblaba a mano sus motores rotativos por una cuestión práctica y económica. No es que el proceso no se pudiera automatizar, sino que en términos económicos no resultaba rentable automatizarlo.
El ensamblado de cada motor podría requerir entre 35 y 40 minutos. De ahí que necesariamente existiera un