Hace unos meses Toyota dio la campanada al anunciar que iría retirando de su gama europea las mecánicas de ciclo diésel. La demostración de que su intención era cierta la hemos podido constatar con la presentación de la tercera generación del Auris. Para sustentar su compromiso, ofrecerán dos versiones híbridas y una gasolina turboalimentada de baja cilindrada, a fin de eliminar todo rastro de diésel en su vano motor.
A esta iniciativa se sumó, al poco tiempo la firma sueca Volvo, confirmando que seguiría el camino de la firma nipona. Sin embargo, parece que no será la única marca de origen asiático que tome esta drástica decisión de futuro. Según ha confirmado, de la noche a la mañana, Nissan seguirá esta iniciativa, aunque no lo hará de forma tan drástica como ha hecho su compatriota.
Tras el revuelo causado por este importante anuncio, un responsable de comunicación de Nissan Europa ha declarado que
“junto con otros fabricantes y organismos de la industria, podemos ver el declive progresivo del diésel, pero no anticipamos su final repentino en el corto plazo” […] “en este momento y para muchos clientes, los motores diésel modernos seguirán siendo demandados y seguirán estando disponibles dentro de la oferta de powertrain de Nissan”
Tras estas declaraciones se pueden entender otras razones. Nissan está invirtiendo mucho dinero en electrificar su gama de modelos, teniendo como punta de lanza la última generación del Leaf. Teniendo en cuenta esta situación y que adaptar las mecánicas diésel a las nuevas normativas anti contaminación, han preferido destinar más fondos al primer aspecto que al segundo.
Hay que tener presente que el futuro del sector del automóvil pasa por las mecánicas híbridas y eléctricas. Por tanto, seguir apostando por mecánicas de combustión interna, y más si son diésel, no es rentable para las marcas. El problema de tomar esta decisión radica