El Suzuki Ignis es, junto al Fiat Panda en su versión ‘todocamino’, el único representante del mercado de la categoría A-SUV, es decir, un turismo urbano con capacidades para circular fuera del asfalto. Comparado con cualquiera de sus alternativas -SUV o modelos convencionales-, el Ignis nos parece la mejor opción posible por lo satisfactorio que resulta en todos sus apartados. Nosotros nos hemos puesto al volante de la versión híbrida que, como todas las variantes que se comercializan en nuestro mercado, equipa un motor térmico de gasolina de 90 CV y otro eléctrico de 4 CV. Se puede adquirir desde 15.620 euros (ver todos los precios).
Atrevido y con mucho colorido
El Ignis mide 3.700 mm de largo, 1.690 mm de ancho y 1.595 mm de alto. Su carrocería de cinco puertas se ofrece en una gama de 14 colores, incluyendo tres nuevos colores de carrocería y combinaciones bi-tono. Hay tres tonalidades nuevas -Naranja perlado, Azul Neón Metalizado y Oro perlado- y otros cinco colores que se pueden combinar con el techo pintado en color negro. Precisamente, nuestra unidad de pruebas, asociada al nivel de acabado GLX, lucía una combinación bi-tono ‘Rojo Fervent’ con techo y llantas en color negro.
Tal y como ocurre en todos los modelos de la marca, el acabado de la carrocería adelanta a la perfección lo bien fabricado que está este modelo. A diferencia de otros modelos de precio y categoría semejante, el Ignis nos ha parecido que es un coche muy refinado en líneas generales. Por ejemplo, las puertas ofrecen un ajuste y calidad muy superior si entramos en comparaciones con otros vehículos de mayor tamaño y coste como un Renault Captur o un Renault Scénic. No obstante, nos hubiera gustado que las puertas que nos permiten acceder al habitáculo contaran con unas bisagras con mayor fluidez