Es probable que estos días hayas visto en los telediarios y en medios de comunicación de todo el mundo el vídeo de un accidente espeluznante. Sí, el de la Indycar. El pasado domingo Robert Wickens sufrió el accidente más grave de su vida, y ahora pelea por recuperarse de la forma más completa posible.
No queremos que te quedes con el mal sabor de boca de solo ver el vídeo y no saber qué ha sucedido con el piloto involucrado en el mismo. En la Indycar todos están unidos como una gran familia, deseándole lo mejor al canadiense.
Los accidentes y el riesgo son una parte inherente al automovilismo deportivo. Sin ellos, las carreras no serían igual, pero eso no quiere decir que no se nos encoja el pecho cuando alguien golpea con fuerza las protecciones de un circuito. Afortunadamente, a día de hoy, el automovilismo es muy seguro, pero no hay garantías de salir ileso.
Un fuerte accidente a más de 350 km/h
Durante el inicio de las 500 Millas de Pocono -carrera que se disputa en un óvalo-, el talentoso y brillante debutante esta temporada Robert Wickens tocó la parte trasera del coche de Ryan Hunter Reay. Esta acción, que tenía como objetivo superar a su rival, provocó que perdiera el control de su vehículo y un choque en cadena. Todos salieron ilesos, salvo Wickens, que se llevó la peor parte.
El accidente es escalofriante. El coche choca contra las protecciones, sale volando, se incendia, da múltiples golpes… Las asistencia, rapidísimas en las carreras americanas y mucho más en los óvalos, atendieron a Wickens y lo trasladaron a un hospital cercano. Desde allí informaron, también rápidamente, que se encontraba consciente.
En sucesivos partes médicos se conoció algo más de las lesiones que tiene, aunque no se sabe su alcance. Wickens ha sido tratado