En los últimos meses hemos llegado a asumir que los impuestos al diésel, al gasóleo que repostamos en nuestros coches, necesariamente va a subir. Lo cierto es que esta medida, que se esperaba entrar en vigor en enero de 2019, aún está en el aire, a la espera de una aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2019 que, por el panorama político actual, y los pronunciamientos de los partidos políticos, parece cada vez más difícil de conseguir. En cualquier caso, la problemática de los impuestos al diésel es una “patata caliente” que el Gobierno actual, o sus sucesores, tendrán que asumir, por imperativo de la Unión Europea. Precisamente echaremos un vistazo al precio del diésel en la Unión Europea para analizar lo que está por llegar en España.
Equiparar los impuestos de diésel y gasolina
La equiparación de los impuestos del diésel y la gasolina es un escenario inevitable. La Unión Europea ha conminado en numerosas ocasiones a España para que equipare los impuestos con que están gravados el diésel y la gasolina. A pesar de que España no es el único país en el que los diésel están gravados con unos impuestos inferiores a los de la gasolina, sí es cierto que es uno de los países en los que la diferencia es más acusada. El impuesto especial sobre hidrocarburos – que no es el único que grava los carburantes – está marcado en 30,7 céntimos de euro por litro repostado para el diésel, frente a los 40,25 céntimos de euro por litro repostado de la gasolina. El objetivo de la subida de impuestos al diésel es buscar esa equiparación, con una subida de impuestos progresiva hasta que el diésel alcance los 40,25 céntimos de euro por litro de la gasolina. Ver 5 preguntas y respuestas sobre la subida