El Audi R8 recibe una serie de cambios que afectan a su diseño, motores, suspensiones y equipamiento. Su comercialización en Europa se iniciará a principios de 2019, y llegarán a los concesionarios en Alemania y en otros países europeos durante el primer cuatrimestre.
Su motor V10 atmosférico, disponible en dos variantes de potencia y producido en fábrica de motores en Györ, Hungría, equipa de un radiador independiente para controlar la temperatura del aceite del motor, que se suministra desde un cárter seco. Este principio de lubricación, procedente de las carreras, permite instalar el motor en una posición muy baja, lo que favorece a la hora de conseguir un bajo centro de gravedad. La bomba de aceite funciona en diferentes etapas, garantizando así la correcta lubricación en cualquier condición, incluso con las aceleraciones laterales de alrededor de 1,5 G que son posibles con el Audi R8. Ambos motores cuentan con un filtro de partículas de gasolina.
Mayor precisión en carretera
Las modificaciones en la suspensión proveen aún más estabilidad y precisión. La asistencia ha sido reajustada tanto en la dirección dinámica opcional como en la servodirección electromecánica. La respuesta de la dirección, las transiciones entre los diferentes modos de conducción, el tacto al volante… Todo es ahora más preciso a cualquier velocidad.
Dependiendo del motor seleccionado, los tres programas adicionales, dry, wet y snow, se añaden al resto de modos del sistema de conducción dinámica Audi drive select, junto al modo performance. Estos programas adaptan parámetros fundamentales del comportamiento dinámico del coche en función del coeficiente de adherencia del pavimento. Gracias la especial puesta a punto del control electrónico de estabilidad (ESC), la versión tope de gama frena de 100 km/h a cero en hasta 1,5 metros menos de distancia que antes; la distancia de detención de 200 a 0 km/h es hasta 5 metros