Nos ponemos al volante de la cuarta generación de la nueva Clase A, que es el modelo compacto de Mercedes-Benz. Respecto a su predecesor, cuenta con motores diésel y de gasolina nuevos y eficientes, una carrocería de mayor tamaño, un habitáculo más amplio, un maletero más capaz y un equipamiento superior. Nosotros probamos la versión de gasolina de 163 CV, que ofrece un muy buen rendimiento mecánico y un consumo de carburante moderado. La versión más accesible de la Clase A se puede adquirir desde 28.800 euros (aquí puedes conseguir el mejor precio).
Gana en tamaño y ofrece un nuevo estilo
Su carrocería, que incrementa su tamaño, tiene un diseño muy similar al del anterior modelo. No obstante, los cambios del frontal y la trasera son muy profundos, todo ello para asemejarse a la nueva tendencia estilística de la marca. En la parte frontal, destacan los nuevos faros LED muy finos con inserto cromado y luces de circulación diurna en forma de antorcha. Los paragolpes, que son específicos para esta versión, también son de nueva factura. Las luces traseras, divididas en dos partes, son completamente diferentes y son muy similares a las de otros modelos recientes de Mercedes-Benz. En el caso de nuestra unidad de pruebas, que equipaba el paquete deportivo AMG Line, lucía unas atractivas llantas de aleación de 18 pulgadas. Además, también incorporaba una doble cola de escape integrada en el paragolpes posterior (es meramente estética) y espejos retrovisores pintados en color negro brillante al igual que las llantas.
Un habitáculo de ensueño
El interior es, sencillamente, espectacular. Destaca el tablero de instrumentos, que es completamente digital y que, por primera vez, renuncia plenamente de la habitual visera que se sitúa por encima del puesto de conducción. También destacan los difusores de ventilación, que ofrecen un estilo deportivo en efecto turbina.
El tablero