El Ford Explorer es un modelo vital para Ford, sobre todo ahora que -a excepción del Mustang- solo venderá SUV y pick-ups en Estados Unidos. El Explorer es el segundo SUV más vendido de la marca, por detrás del Escape (la versión local de nuestro Kuga), y el tercer coche más vendido de la marca, por detrás del F-150 y del Escape. De ahí que para la nueva generación de este SUV, Ford no haya querido modificar en exceso su diseño (si algo funciona, no lo toques), pero sí todo lo que no se ve.
El diseño no es más que una evolución del modelo saliente. El frontal es más contundente gracias a una calandra más pequeña, la línea de techo baja de forma más pronunciada y las aletas tienen un ligero ensanchamiento que le da un aire musculoso y asienta visualmente el coche. Pero globalmente se reconoce al instante como un Ford Explorer.
Tan sólo dos motores en la gama y un cambio automático
Sin embargo, bajo esa familiar carrocería se esconde un coche radicalmente diferente. Comparte plataforma con el inmenso Lincoln Aviator, incluyendo la tracción trasera (el Explorar saliente es a la base un tracción delantera).
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Habrá dos motores disponibles en la gama. El primero es un 4 cilindros turbo de 2.3 litros. Se trata del mismo motor EcoBoost que encontramos bajo el capó del Explorer saliente, del Mustang y del