La recaudación derivada del impuesto de matriculación ha regresado a niveles de 2010, con un aumento del 31% y un total de 513,43 millones de euros ingresados en las arcas autonómicas. El desembarco del nuevo estándar de emisiones WLTP, la caída de ventas de los diésel y la sempiterna moda SUV se presentan como las principales causas.
En los últimos años el impuesto de matriculación prometía recaudar menos, ya que los coches han tendido hacia tecnologías más eficientes y por tanto disfrutan de menor tramo impositivo. Por ello, y por la caída de ventas a causa de la crisis, la recaudación de este gravamen había descendido. Pero ocho años después, ha experimentado un notable repunte.
De esta manera, el recién finalizado 2018 ha cerrado con 513,43 millones recaudados en comparación a los 390,2 millones de euros registrados en 2017, lo que supone un incremento del 31% según datos de la Agencia Tributaria (AEAT) publicados por ABC.
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La clave, o más bien claves, en esta reseñable subida son tres. A la moda todocamino, suelen ser modelos más caros, se suma la llegada del ciclo de homologación WLTP (que entraba en vigor en septiembre) y la caída imparable en ventas de los coches de gasóleo, que ha sido más acusada en el último trimestre del año precisamente por el nuevo estándar de emisiones.
A día de hoy, y pese a continuar al alza, las mecánicas alternativas