Los coches tanto de gas natural GNC como de gas licuado GLP son todavía una alternativa poco popular en nuestro país, aunque cada vez más recurrente para los que buscan una solución algo más limpia medioambientalmente y con menor coste por kilómetro incluso que un diésel. Uno de sus principales atractivos es que tienen derecho a la etiqueta ECO de la DGT, con las ventajas que conlleva en cada vez más ciudades, y uno de sus mayores inconvenientes es la escasa red de recarga -especialmente para los de gas natural-. El hecho de ser una tecnología relativamente joven (aunque de crecimiento exponencial en los últimos años) hace que atesore aún ciertos enigmas como, por ejemplo, qué hay de diferente en la ITV de un coche de GNC o GLP.
ITV en coches GNC y GLP: los depósitos de gas marcan la diferencia
Como es lógico, los coches alimentados por gas natural GNC o gas licuado GLP están sometidos a las mismas pruebas de carácter general que el resto de turismos. Una inspección del sistema de frenos, dirección, alumbrado… En definitiva, de todos los sistemas que tienen en común (que son mayoría) con los coches de gasolina. Sin embargo, tanto los coches de GLP como GNC tienen unos depósitos adicionales para almacenar el gas, además del tanque de gasolina, y es esto lo que marca la diferencia.
Los coches de GNC y GLP tienen unos depósitos adicionales para almacenar el gas, y son estos los que marcan la diferencia en la ITV respecto a un coche de gasolina
Según el Manual de procedimiento de inspección en su versión más reciente, se establece que en los coches alimentados con GLP y GNC hay que llevar a cabo una inspección visual para comprobar, entre otras cosas, si el depósito de gas presenta oxidación, corrosión o grietas; la