En algunos países como España, es la norma que incluso los coches más económicos del mercado tengan tecnologías para ayudar al conductor, medidas de seguridad activas y pasivas, elementos que mejoran el confort de los usuarios, etc. En cambio, en otros países, cualquiera de esos elementos son un lujo. Lo hemos comprobado haciendo más de 700 kilómetros por Cuba al volante de un Peugeot 301, con un accidente de tráfico incluido.
Por motivos familiares, cada año por estas fechas suelo ir unos días a Cuba, un país que tiene un encanto innato gracias a su gente, su clima y su alegría, y que al mismo tiempo, es un mundo de contrastes en muchos otros aspectos. Precariedad es el adjetivo que mejor define a su parque circulante, uno de los más ‘curiosos’ del mundo debido al bloqueo social al que está sometido como país tanto por los Estados Unidos como por el propio régimen que gobierna.
Sobre los coches en Cuba escribí la primera vez que visité la isla. En mi segundo viaje, os traje la historia de Rockney, un conductor de uno de los aproximadamente 300.000 almendrones que cada día circulaban por las calles de La Habana.
En Motorpasión
Así es la vida de Rocney, un conductor de almendrón de La Habana
Estos, por cierto, han desaparecido de un plumazo debido a unas nuevas normativas más extrictas a nivel de seguridad, con el consiguiente perjuicio que eso supone para los ciudadanos, ya que los ‘almendrones’ eran una solución de transporte sencilla y relativamente