En la era de los SUV, los auténticos todoterreno 4×4 son una especie en peligro de extinción. A pesar de que quedan muy pocos en el mercado, este tipo de coches siguen siendo muy atractivos para hacer actividades al aire libre y acceder a sitios remotos con bicicletas, parapentes, canoas o cualquier cosa que queramos cargar o arrastrar. Los modernos SUV tienen un aspecto similar al de un auténtico todoterreno, pero es importante saber distinguirlos si no queremos llevarnos una gran decepción (y una gran rotura) cuando nos enfrentemos a situaciones complicadas más allá de un camino en buen estado. Os presentamos un vídeo en el que detallamos todos los puntos clave.
Para realizar este vídeo hemos escogido uno de los pocos todoterrenos auténticos que quedan en el mercado, el Toyota Land Cruiser, porque es un buen ejemplo que reúne todos los ingredientes. A día de hoy, una vez desaparecido el Mitsubishi Montero apenas quedan en el mercado un puñado de 4×4 dignos de tal nombre.
1 – Dureza
El primer ingrediente de un auténtico todoterreno es la dureza. Si levantamos el coche en un elevador, deberíamos encontrar un cubre-cárter metálico suficientemente rígido como para aguantar el peso del coche, y un elevado nivel de protección de los bajos, especialmente los diferenciales y partes más sensibles.
En un SUV encontraremos un cubrecárter de plástico como el de cualquier coche y ausencia de otras planchas de protección.
El primer requisito de un auténtico todoterreno es la dureza, que no se rompa fácilmente, y es aquí donde los SUV empiezan a caer como moscas.
Por la parte estructural, lo más resistente que existe es el chasis de largueros y travesaños que utilizan las furgonetas grandes y los camiones. Este tipo de chasis presenta una rigidez torsional desmesurada y además separa la carrocería del propio chasis con o que