En el mundillo de los coleccionistas de coches lo que predomina es la discreción. No de los coches sino de sus dueños y de la existencia de la propia colección. Algunos son más abiertos que otros y exponen sus tesoros y otros no. Vamos, que hay muchas más colecciones ahí fuera de lo que nos imaginamos.
Una de las más impresionantes está en Bahrein y es la de Khaled Mohammed Abdulrahim. Todo empezó porque quería comprarse un Ferrari Enzo. Llamó a Romans International, uno de los compraventas más exclusivos del Reino Unido, y a partir de ese coche la cosa se le fue de las manos.
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Una inmensa colección donde lo mismo cabe un Ferrari Enzo que un Mini Cooper S clásico
Después del Ferrari Enzo, quiso un McLaren F1 y un Porsche 911 GT1. Y, ya que estaba, un Ferrari 288 GTO, un LaFerrari, etcétera. Ya no se trata de toda la caballería disponible, que también, sino de cómo estos superdeportivos representan un lujo en dos sentidos: por las escasas unidades disponibles en todo el mundo y por la imposibilidad de ver todos esos coches juntos en otro lugar que no sea el garaje de Khaled Mohammed Abdulrahim.
Saleen S7, un superdeportivo de artesanía.
También hay piezas más exóticas en su colección, como un Saleen S7