Desde que en 2009 llegara al mercado, el BMW X1 ha sido un éxito de ventas para la firma. Al principio le costó, pues su estética no terminaba de enamorar a los más fieles, pero poco a poco superaron las reticencias. Ahora, con la segunda generación, han demostrado que su nivel tecnológico y de atracción se mantiene en lo más alto. Sin embargo, con cuatro años de vida a sus espaldas y una lista de rivales que no deja de crecer, necesitaba un restyling.
Por ello, los responsables del BMW X1 han estado trabajando durante los últimos meses. Ahora, el SUV compacto bávaro pule aquello detalles que no gustaban y que lo situaban por detrás de sus rivales. Con todo, la transformación no es radical, pero ahora han incluido mejoras que lo aúpan a lo más alto del segmento. Además, no se han olvidado de la ecología, pues está en marcha una versión híbrida enchufable que llegará el próximo año.
renderAd(,44162);
Exterior renovado, aunque sin grandes cambios
La estética exterior del BMW X1 cambia en el frontal y la zaga. En primer lugar, la parrilla cambia adoptando el doble riñón de la marca a mayor tamaño. Ambos, están unidos por un reborde cromado que aportan elegancia al conjunto. El paragolpes también cambia, añadiendo unas tomas de aire de mayor tamaño. Ahora, sitúa los faros anti niebla en las esquinas, pasando de ser circulares a ser alargados.
Si pasamos a la zaga, los cambios se centran en los grupos ópticos y paragolpes. La tecnología LED modifica ligeramente su fisonomía, al igual que ocurre con la firma luminosa de los anteriores. El paragolpes suaviza sus líneas e integra en la zona inferior un difusor. Como es lógico, la línea lateral no cambia más allá de la adopción de cuatro nuevos juegos de llantas de aleación o diferentes barras