El BMW X1 fue el primer BMW en convertirse a la tracción delantera, allá por 2015. Cuatro años después, de su lanzamiento, como casi siempre en BMW, toca un ligero restyling o actualización del modelo. La evolución del nuevo BMW X1 se hace con toques más o menos sutiles, simplemente destinados a que el X1 tenga un aire de familia más marcado con el resto de la gama y que así pueda mantener su posición dominante en el mercado (BMW vendió en 2018 casi 287.000 unidades del X1).
Hablar de aire de familia en las recientes novedades de BMW es hablar de una calandra de generosas dimensiones. No es que con el X1 BMW haya caído en el exceso de los Serie 7 y X7, pero sí que estrena una calandra -los dos riñones- más grande que en el modelo saliente. Esta nueva calandra va acompañada de grupos ópticos, tanto delante como detrás, y de nuevos parachoques.
Es en el parachoques delantero, con permiso de la calandra, que más se aprecian los cambios estéticos. Las tomas de aire laterales son más grandes, así como la lama que las separa en dos. Son reminiscencias del Serie 7. Detrás, BMW explica que las colas de escape pasan de 70 mm de diámetro en el modelo saliente a 90 mm en el X1 2020.
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