A estas alturas no cabe la menor duda de que Audi dio con la tecla correcta cuando, allá por el año 2006, lanzó el que hasta ahora es su modelo más prestacional, el Audi R8. Este superdeportivo fue clave para la marca, no por ventas, sino por imagen, ya que demostró que la firma de los cuatro aros también podía hacer coches extremadamente rápidos, eficaces y pasionales.
En 2015 llegó la segunda generación, incrementando su potencia e instalando un V10 de 5.2 litros tras los asientos en todas las versiones. Este modelo se actualizó el pasado año, aumentando aún más sus prestaciones y tecnología, variando también parcialmente su diseño. Ahora los rumores ya empiezan a hablar de la tercera generación, y acabamos de recibir unas primeras informaciones.
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Según afirma el medio Motoring, han charlado recientemente con el máximo responsable de Audi Sport, Oliver Hoffmann. Él presuntamente ha declarado que no cree que desarrollen un sucesor del actual R8 con un motor atmosférico o con un motor de combustión normal. “Estamos trabajando en el concepto, pero aún no hay una decisión final con respecto al próximo R8”.
Añadía también que “tendremos electrificación para el R8 en el futuro, pero todavía no hemos decidido qué tipo de electrificación”. Esto nos deja claro que Audi Sport ya está empezando a dar vueltas al futuro del Audi R8, y que probablemente su sistema propulsor no será tal cual lo conocemos hasta ahora.
De hecho, al preguntarle sobre si mantendrá la denominación, igualmente contestó que todavía no lo tienen decidido. Me cuesta pensar que la compañía alemana cierre la puerta a un sucesor directo de su superdeportivo, más que nada por la imagen de marca que les ha dado durante estos años. Obviamente, a nivel económico es muy difícil de rentabilizar su desarrollo y producción, pero a nivel de