Posiblemente hayas oído hablar de este sistema de propulsión. Se trata de un pequeño motor de combustión que se utiliza como extensor de autonomía para cuando la batería eléctrica se ha agotado y poder llegar hasta un punto de carga con seguridad y no quedarse tirado en mitad de un trayecto. En caso de necesidad, se puede repostar gasolina para alimentar este motor y seguir circulando hasta encontrar el punto de carga de batería.
Pero la tecnología de los coches eléctricos ha cambiado desde que se lanzaron al mercado de manera más o menos continua y ahora la autonomía de estos vehículos ha crecido considerablemente. Tanto, que donde antes había un coche eléctrico que no alcanzaba los 100 kilómetros con una sola carga, actualmente superan los 200 kilómetros.
Esto hace que la necesidad de un motor de combustión para apoyar al motor eléctrico deja de tener sentido, ya que esa autonomía extra ya la aporta la batería. Esta es, al menos, la idea de BMW, que es una de las marcas que optó por este sistema y que ya ha ido retirando este sistema de sus modelos eléctricos. Uno de los más conocidos es el BMW i3 REx, que incorpora un motor de combustión de dos cilindros y 647 cc.
En el momento del lanzamiento del BMW i3 la autonomía era de 130 kilómetros. La última versión del BMW i3 tiene una autonomía de 256 kilómetros, una cifra que supera a esa versión con extensor de rango en varios kilómetros. La necesidad de tener este pequeño motor alimentado por gasolina es más un apoyo psicológico que ayuda a sentirse más seguro durante el trayecto.
Por el momento, BMW seguirá ofreciendo este tipo de motor auxiliar en el BMW i3 REx, sobre todo en el mercado estadounidense, donde ha sido mejor recibido que en otros mercados. Pero este sistema tiene los años contados y cuando el modelo reciba una actualización de la batería en el año 2021, desaparecerá del catálogo de la compañía bávara.