Cada vez hay más estaciones de carga rápida y alta potencia en la que recargar tu coche eléctrico. Pero ojo, porque este tipo de carga puede degradar más rápidamente la batería.
Un reciente estudio de la compañía telemática de flotas Geotab nos revelaba interesantes datos sobre cómo se degrada la batería de un coche eléctrico con el uso, en base al análisis real de los datos de vehículos eléctricos en circulación.
Entre las buenas noticias que desvelaba este estudio, por término general, los usuarios de coches eléctricos pueden estar tranquilos: la pérdida de rendimiento o degradación media de la batería está en torno al 2,3% anual. Esto permite afirmar que la batería de un coche eléctrico va a durar en condiciones, al menos dentro de los parámetros que estima el fabricante, durante toda la vida útil del vehículo.
Los factores que más afectan a la salud de las baterías
Entre los distintos factores que pueden afectar a la forma en la que se degrada la batería, el estudio revela que, si bien cargar muchas veces la batería no acelera su degradación, sí que lo hace la temperatura o la utilización de carga rápida con corriente continua.
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Sobre todo, el principal problema puede ser cuando se combinan estos dos factores, es decir, altas temperaturas exteriores y recarga de alta potencia. Una de las recomendaciones en este sentido para alargar la vida útil de las baterías es intentar mantener la carga entre el 20 y el 80 por ciento de la capacidad total y procurar recurrir a la carga rápida únicamente cuando sea imprescindible.
Pero claro, esto son datos y recomendaciones en base a estudios realizados sobre coches eléctricos ya en circulación. Ahora están llegando al mercado coches eléctricos de nueva generación sobre los que no existen datos hasta que no acumulen años y kilómetros de rodaje. Y, supuestamente, muchos de ellos ya vienen preparados para la carga rápida.
La carga rápida del Audi e-tron: ejemplo de eficiencia
El Audi e-tron, por ejemplo, fue el primer vehículo eléctrico de producción en serie en ponerse a la venta que admitía potencias de carga de hasta 150 kW. Esto permite conseguir en 10 minutos una autonomía de unos 100 km. O llegar al 80 por ciento del nivel total de carga de las baterías en una media hora.
Pero para proteger a la batería cuando se utiliza la carga rápida, el Audi e-tron cuenta con un sistema de gestión inteligente de recarga, que reduce de forma automática el nivel de corriente. Aquí, por ejemplo, en vez de recargar a la máxima potencia disponible durante un período de tiempo corto y luego bajar la potencia de carga, el Audi e-tron se recarga a la máxima potencia desde el 5% hasta el 70% de la capacidad de la batería.
Y sigue cargando a más de 100 kW de potencia cuando se llega al 80% de capacidad. Algo que es posible gracias a la gestión térmica del proceso, en el que tiene mucho que decir la refrigeración líquida de la batería.
Si esto puede parecer mucho, ojo a lo que está por llegar. Porque Porsche ya utiliza en el Taycan una tecnología que permite recargar a 800 voltios en vez de a 400, con potencias de carga de hasta 350 kW. ¿Te lo imaginas? Eso son 100 km de autonomía en menos de 5 minutos. Y para ello, las baterías deben de estar preparadas para soportar ese voltaje y las temperaturas que se producen durante el proceso de recarga.
A veces, como por ejemplo sucede en el caso de Tesla, poder soportar cargas más rápidas es solo cuestión de una actualización de software. Pero ojo, porque las altas potencias de carga, que son sinónimo de menos tiempos de espera para conseguir mayores autonomías en los coches eléctricos, también puede influir en el futuro en la vida útil de las baterías.
El artículo La carga rápida: ¿el enemigo de las baterías de los coches eléctricos? aparece primero en Driving ECO.