Empiezo a escribir esta prueba desde la comodidad y aislamiento de un tren de alta velocidad, mientras los monótonos paisajes de la meseta pasan a 300 km/h ante mis ojos. No podría ser una situación más diferente a las que viví este pasado verano en Sierra Nevada, probando a fondo dos de los deportivos más puros que es posible adquirir hoy en día. Tuve el inmenso privilegio de poder disfrutar durante unos días de un Porsche 718 Cayman T, y compararlo con un Alpine A110. Las vacaciones Diariomotor suelen tener este tipo de alicientes, que hacen que merezca la pena convivir con todocaminos y “lavadoras” eléctricas durante el resto del año. Es hora de recuperar el tiempo perdido. Es hora de volver a emocionarnos conduciendo.
El propósito de esta comparativa es muy sencillo. No es determinar cuál es el coche más rápido o el más efectivo. Queremos saber cuál es el coche que más nos emociona conducir.
Porsche 718 Cayman T: el Cayman de los puristas
A un lado del ring, tenemos al Porsche 718 Cayman T. Los coches que Porsche apellida “T” son versiones sencillas y puristas de sus deportivos, inspirados en los Porsche 911 T de la segunda mitad de los años sesenta. Eran coches muy enfocados al mundo de los rallye, con motores de acceso, pero con una relación peso-potencia más favorable gracias a su escaso equipamiento y a su dieta de adelgazamiento. A día de hoy, el Porsche 718 Cayman T ideal no lleva equipo de infotainment ni techo solar y monta un delicioso cambio manual de seis relaciones, asociado al motor 2.0 bóxer de cuatro cilindros y 300 CV. No era el caso de nuestra unidad.
Los Cayman T solo pueden montar el motor básico de cuatro cilindros de la gama 718. También está disponible en