Uber está determinada a no dar su brazo a torcer. La multinacional tecnológica de servicios de transporte se ha puesto en pie de guerra contra California después de que el estado americano legislase para que los conductores de la compañía pasasen a ser empleados contratados.
A través de una demanda interpuesta por Uber, la compañía de Dara Khosrowshahi y otras tecnológicas han calificado de «amenaza, irracional e inconstitucional» a la norma promulgada por el estado de California, anunciando además que harán todo lo posible por mantener inalterado su modelo de negocio.
Una pirámide sostenida por los falsos autónomos
El pasado 31 de diciembre, justo antes de cerrar 2019 y de que entrase en vigor la norma Assembly Bill 5 (AB5), Uber presentó una demanda formal en la Corte Federal de Los Ángeles contra el estado de California. El motivo que ha llevado a la firma estadounidense a este proceso judicial ha sido tratar de defender sus derechos después de que California aprobase una ley que obligaría a Uber a hacer un contrato a todos sus conductores, la conocida como AB5.
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Lo bueno, lo feo y lo malo de ser un conductor de servicios como Uber o Cabify
La base fundamental sobre la que se asienta la pirámide de Uber es una extensa cimentación en la que la masa laboral del músculo productivo de la compañía está controlado por Uber, pero sin asumir los costes derivados de la contratación directa. La gran mayoría de los conductores que prestan los servicios de Uber son trabajadores externos no