Para Renault, el Mégane sigue siendo un coche importante. Y no es únicamente porque los compactos siguen siendo los coches más vendidos frente a los SUV, sino porque en Renault el Mégane se vende mucho más que el Kadjar, su equivalente en formato SUV. Así, la actualización del Renault Mégane se centra en la tecnología con la adopción de motorización híbrida enchufable E-Tech, dejando el aspecto estético en un segundo plano.
Las evoluciones son mínimas en la carrocería, tanto que costará diferenciar el modelo saliente del nuevo Mégane. Los faros cuenta ahora con tecnología LED desde el modelo de acceso, al igual que los pilotos traseros que cambian así ligeramente su firma lumínica y pierden el relieve que tenían, son ahora lisos. Por otra parte, los antiniebla delanteros pasan a ser rectangulares.
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La calandra, aunque cueste verlo, ha sido rediseñada y el rombo de Renault tiene bordes más espesos al mismo tiempo que pierde su relieve, ahora está detrás de una capa de metacrilato liso. Por último, las manecillas de las puertas cuentan con iluminación. Son realmente, pequeños detalles los que cambian. Y en el interior del nuevo Mégane, pasa lo mismo.
Un habitáculo que no cambia
En el habitáculo el cambio más importante se verá en la consola central. La pantalla táctil del sistema multimedia pasa de 8,7 pulgadas en el modelo saliente a 9,3 pulgadas en el nuevo Mégane (aunque la pantalla de 7