Hasta ahora ya hemos visto cómo afectan el invierno y el frío a las baterías, por qué les cuesta más a los coches arrancar en esta época y cómo utilizar las pinzas de arranque en caso de quedarnos sin batería pero, ¿y si nada de esto funciona?
El siguiente recurso do it yourself para conseguir que el coche arranque si no queremos llamar a la grúa es tirar de fuerza bruta y empujar el coche, pero no es nada recomendable y hoy te vamos a explicar por qué.
Los daños colaterales de arrancar empujando el coche
El trance de quedarse sin batería acaba por afectar a todos los conductores alguna vez. Si no estamos muy atentos a los síntomas de agotamiento que puede mostrar la batería (especialmente en invierno cuando el frío ralentiza la reacción química que produce la electricidad) llegará una mañana en la que al accionar el contacto el coche no sea capaz de arrancar.
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Para salir del trance en los coches antiguos lo más fácil era empujar el vehículo hasta una pendiente y dejarlo rodar hasta que alcanzase cierta velocidad, engranar segunda y soltar el embrague para obligar al motor a ponerse en marcha. Pues bien, esto está totalmente desaconsejado en los coches modernos.
La cuestión reside en el catalizador. Desde la implantación de catalizadores en las líneas de escape cuyo propósito es neutralizar las emisiones contaminantes en los vehículos de combustión no es aconsejable arrancar a empujones.
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