El coche que tenéis en vuestras pantallas es el Polestar Precept. Es un adelanto conceptual de un gran turismo de cuatro puertas, un torpedo dirigido con precisión sueca a la línea de flotación del Tesla Model S, que sigue reinando con puño de hierro en el segmento de los coches eléctricos grandes. Este Polestar también nos demuestra que un futuro autónomo y eléctrico puede ser compatible con productos apasionantes y estéticamente muy atractivos. Veamos qué nos ofrece Polestar, como aperitivo a su inminente presentación en el Salón de Ginebra.
El Polestar Precept es claramente un GT de cuatro puertas, una berlina de elegantes proporciones y grandes dimensiones. Aunque no conocemos su tamaño total, su batalla tiene 3,1 metros y en su interior alberga cómodamente a cuatro personas y su equipaje. Su frontal se aleja en parte de los productos Volvo, con una evolución del «martillo de Tor» presente en sus ópticas delanteras. Ópticas que ahora son más afiladas y más curvadas, menos angulosas. La calandra ha sido reemplazada por una serie de radares y cámaras, ocultas en una fina franja horizontal.
El nombre «Precept» es muy intencional. Es una declaración de intenciones, la visión de los valores de Polestar.
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Esta «SmartZone» está muy bien integrada en un frontal agresivo y muy deportivo. Solo un LIDAR asoma en la parte superior del parabrisas, y permitirá al coche «ver» su entorno y navegar por él de forma completamente autónoma. Pasos de rueda muy musculosos y una línea de cintura alta desembocan en una de las zagas más bonitas que he visto últimamente. Me fascina la forma de la óptica trasera LED y el difusor trasero. Es un coche extremadamente futurista y parece salido de Robocop, pero su diseño es sensual y armonioso al mismo tiempo. ¿Os he dicho que