Hace tres meses se hizo definitiva la fusión 50/50 entre Fiat Chyrsler (FCA) y el Grupo PSA; un acuerdo de 50.000 millones de dólares que creará el cuarto fabricante a nivel mundial, sin sacrificio de marcas. De momento los reguladores de decenas de países, entre los que se encuentra Estados Unidos, están estudiando el acuerdo, pero podría haber un escollo.
El grupo francés se asoció con Huawei en 2017, uno de los principales enemigos de Donald Trump e invitado de honor en su lista negra.
En recientes declaraciones a Reuters del CEO del Grupo PSA, Carlos Tavares, ha querido calmar las aguas asegurando que su relación Huawei podría se revisada para dar el sí quiero. «Tenemos una asociación con Huawei, que está vinculada con otra asociación con la compañía francesa de telecomunicaciones Orange, no estamos en relación directa con ellos».
Pero vayamos por partes.
Cuando PSA se asoció con Huawei: sin nubes a la vista
Cuando habían pasado 15 días de la adquisición de Opel/Vauhall por el Grupo PSA, se anunció la asociación con el gigante chino de telecomunicaciones Huawei para el desarrollo de software para coches conectados.
¿El objetivo? Incluir en los vehículos de la marca una nueva plataforma que garantice que todas las interacciones digitales entre el automóvil y una nube se gestionen de forma segura.
Una plataforma que posibilitará la introducción de nuevos servicios, tales como diagnósticos remotos del automóvil y soluciones de control remoto, como la carga de la batería, información de tráfico y navegación; uso compartido de automóviles, gestión de flotas corporativas y servicios a bordo personalizados como soluciones de asistente personal.