Nos ponemos al volante de la versión diésel más potente que ofrece la gama Sportage en la actualidad. Dispone de un pequeño sistema de hibridación de 48 voltios y entrega una potencia máxima de 136 CV. Cabe recordar que, desde finales de 2018, el SUV compacto de Kia ofrece un diseño mejorado en su carrocería e interior, nuevas tecnologías de seguridad y conectividad, así como nuevos sistemas de propulsión que cumplen con la nueva normativa de emisiones. La versión más económica asociada al motor que protagoniza esta prueba, está disponible desde 28.150 euros y con garantía de 7 años o 150.000 km (aquí puedes conseguir el mejor precio).
Mantiene su atractivo
Si comenzamos con el análisis de esta renovada versión, toca analizar el diseño de la carrocería. El paragolpes delantero tiene una nueva imagen, con un alojamiento distinto para los faros antiniebla e inserciones desde esos faros hasta la toma de aire inferior, con un acabado brillante negro o cromado. El Sportage se ofrecerá con una versión evolucionada de la parrilla «tiger-nose», con un marco negro mate o brillante. Unos nuevos grupos ópticos tipo LED con luces diurnas de LED de cuatro puntos y faros antiniebla rediseñados que ahora ofrecen un mejor alumbrado. En la parte trasera, las luces de marcha atrás y los reflectores estarán integrados en el nuevo paragolpes.
Esta versión actualizada está disponible con una gama de diseños de llantas de aleación de 16, 17 o 19 pulgadas, y nuevos acabados de pintura.
Los cambios en el GT Line incluyen una nueva parrilla negra brillante con faldones en color plateado, e inserciones cromadas en el paragolpes delantero, molduras laterales, y el portón trasero. Las llantas de 19″ exclusivas del GT Line tienen un diseño nuevo y todas las versiones T-GDi están equipadas con un difusor trasero que integra dos salidas de